¿Cómo garantizar que las videoconferencias no se conviertan en un riesgo para la organización?

Según la Encuesta Nacional de Ciberseguridad (ENCI) del Centro de Estudios Tecnológicos de la Información de la Universidad Católica (CETIUC), los incidentes de ciberseguridad aumentaron un 31,6% durante el año pasado. La tendencia, lamentablemente, es al alza.

En la actualidad, el uso de la videoconferencia es masivo y transversal a diversos sectores empresariales, educacionales, de salud, entre muchos otros. El trabajo híbrido, así como la educación en línea, los webinars y la telemedicina, por mencionar unos pocos ejemplos, han incrementado el uso de esta herramienta fundamental para la comunicación a distancia.

De hecho, en el mercado existe una gran variedad de soluciones, dispositivos y programas de videoconferencias de alta calidad, resolución de imagen y sonido, con diversas y avanzadas capacidades de acuerdo a los requerimientos y necesidades de los usuarios.

No obstante, las videoconferencias no están ajenas a las amenazas de ciberseguridad, pues los softwares que las gestionan requieren conexión a internet para funcionar; incluso, en el caso de la red interna de una empresa, los usuarios pueden correr riesgos de hackeo u otras intromisiones, si no se toman las medidas pertinentes.

No hay que olvidar, además que durante una videoconferencia se comparten datos que pueden ser confidenciales y si la red por donde navega esa información es vulnerada por un ciberdelincuente, la propia videoconferencia se puede transformar en los ojos del atacante para apropiarse de esos datos y hacer un mal uso con ellos.

Por lo mismo, es fundamental incorporar una política de ciberseguridad con protocolos que se cumplan y que se actualicen de manera permanente, así como concientizar a los usuarios para que se interioricen de cuáles son los riesgos y qué deben hacer para no caer en prácticas que pueden ser peligrosas.

Así, algunas de las medidas que se deben contemplar para tener videoconferencias seguras son:

Implementar programas que permitan detectar si existe un comportamiento sospechoso, como el ingreso de un dispositivo no autorizado a la videoconferencia.

Mantener las conversaciones en privado, limitando y legitimando el acceso, a través de permisos y contraseñas que puedan ser autenticadas.

Compartir los accesos por canales privados y protegidos, como el mail corporativo.

Autenticar los dispositivos de los teletrabajadores para que sean reconocidos por la red de la empresa y estén autorizados a participar de una videoconferencia.

Capacitar a los usuarios constantemente para no caer en prácticas de riesgo, como dejar la sesión abierta, compartir claves de acceso, etc.

Contar con una plataforma que permita gestionar y configurar la seguridad, así como códigos de acceso, salas de espera, bloqueo de acceso cuando estén los asistentes invitados y confirmados, entre otras acciones de precaución.

Garantizar videoconferencias seguras es posible no solo cuando se utilizan las herramientas adecuadas, sino también cuando se cultiva una cultura de ciberseguridad en las empresas y sus colaboradores

Contáctanos

¿Quieres profundizar más sobre este tema?

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?